El puente a desnivel de la transitada calzada de Guadalupe es todo un peligro para quienes pasan por éste, debido a las condiciones en las que se encuentra.
Pese a estar ubicado en uno de los principales accesos a la cabecera municipal, el puente se ha convertido en un símbolo del deterioro, abandono y cuestionable restauración.
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Esta obra fue inaugurada en el año del 2011 para desahogar el tránsito vehicular, sin embargo en poco tiempo se convirtió en un problema más para la ciudadanía. Inundaciones y baches han sido una constante de la obra que reportó 108 millones de pesos para su construcción.
En noviembre del 2020, el entonces alcalde Ariel Juárez anunció con bombo y platillo su rehabilitación por un costo de tres millones de pesos. A menos de dos años, no hay ni un solo metro que no tenga un bache.
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Durante 10 años los cuautitlenses y visitantes han tenido que sortear este tipo de vialidades que aunque han sido sometidas a arreglos, terminan igual o peor. La pregunta ciudadana siempre prevalece: ¿quién se hace responsable por las ponchaduras de llantas y los desperfectos causados a los vehículos?
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