Primer discurso de Belisario Domínguez contra Victoriano Huerta, que marcaría su destino

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El 16 de septiembre de 1913, Victoriano Huerta se presentó ante el Congreso Nacional para rendir su informe, presuntamente en estado de ebriedad. Siendo increpado por un senador chiapaneco que mediante la verdad de sus palabras desvestía al presidente militar; lo llamó asesino y señaló su falta de proyecto político, ineptitud, ambición, su búsqueda de la paz a través de la tiranía, sus atentados contra la libertad de expresión y la traición cometida contra Madero y Pino Suárez. La defensa por la justicia de Belisario Domínguez Palencia lo convertirían en una figura memorable en la política mexicana.

En 1910 Francisco I. Madero ya acumulaba gran popularidad, derivada del libro que publicó en donde proponía la creación de un partido para oponerse a la reelección de Porfirio Díaz, reflexionaba sobre cómo las mieles del poder habían enloquecido a los gobernantes mexicanos y enaltecía al pueblo y la democracia. Estas, entre otras razones, llevaron a que fuera apresado por el gobierno de Díaz, sin embargo Madero huiría hacia Estados Unidos, ayudado por la embajada norteamericana que había retirado su apoyo al presidente mexicano debido a su acercamiento con Alemania e Inglaterra, países que se estaban beneficiando en demasía de las materias primas mexicanas y que se habían convertido en importantes accionarios, asimismo disgustó al país vecino la creación de los Ferrocarriles Nacionales de México.

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En su ausencia de México, Madero creó el Plan de San Luis, documento que llamaba a la revolución del 20 de noviembre de 1910 y que fue respaldada por la entonces administración norteamericana de William Howard Taft. Como resultado de este movimiento político, Porfirio Díaz organizó las elecciones libres de las cuales resultó ganador Madero.

A pesar de que gobernó tan solo durante 15 meses, Madero instauró las bases de una verdadera república; creó el Departamento del Trabajo, las primeras escuelas rurales del gobierno federal, la Inspección de Caminos, Carreteras y Puentes; e inició la proyección de vías de comunicación vehicular como la México-Toluca. Aunque mostrando una clara falta de astucia política, desdeñó públicamente la manipulación de la embajada norteamericana sobre el gobierno mexicano.

La muerte le llegaría el 22 de febrero de 1913, durante la "Decena Trágica", por órdenes del general Victoriano Huerta quien usurpó la presidencia junto con otros militares gracias al apoyo de la embajada norteamericana, empresarios y políticos. José María Pino Suárez, quien tenía el cargo de vicepresidente, también fue eliminado a balazos ese día.

A Belisario Domínguez le llegaría la noticia del golpe militar mientras se encontraba en la Ciudad de México debido a su cargo como senador suplente por el Estado de Chiapas. Asumiendo la senaduría en marzo de ese mismo año, cuando su amigo y compañero de fórmula Leopoldo Goult, muere.

 

Victoriano Huerta.  Año temporal 1913 - 1914.

 

Nacido un 25 de abril de 1863, Belisario Domínguez fue un médico de profesión quien tras recibirse instala su consultorio médico y la botica "La Fraternidad", dedicando parte de su tiempo a viajar a zonas marginadas para atender pacientes.

Con gran popularidad asume la presidencia municipal de Comitán (1911), su pueblo natal, donde crea caminos, realiza acciones de abastecimiento de agua y pone en orden la Hacienda Pública.

En 1903 redacta e imprime el ensayo "Chiapas", en el que denuncia la precaria situación de su estado y solicita la intervención de la sociedad, la prensa y las autoridades. Al no recibir apoyo, en 1904 funda el periódico "El Vate", donde publica artículos en contra de Porfirio Díaz y el gobernador de su estado; solo se imprimieron 4 ediciones.

Su espíritu valiente, cargado del pensamiento humanista francés adquirido al realizar sus estudios profesionales en La Sorbona de París, no cambia tras convertirse en senador suplente en 1912 y mucho menos tras ocupar un lugar en la Cámara, por el contrario, pronuncia feroces discursos contra Victoriano Huerta, pidiendo su destitución.

Este es el primer discurso del Senador Belisario Domínguez, entregado por su autor al presidente del Senado, Mauro S. Herrera, el martes 23 de septiembre de 1913, mismo que no fue incluido en el Diario de los Debates del Senado y que incluso se hicieran "perdedizo", lo que encendió aún más el espíritu liberal del comitano.
 

Primer discurso de Belisario Domínguez en el Senado


Señor Presidente del Senado:
Por tratarse de un asunto urgentísimo para la salud de la patria, me veo obligado a prescindir de las fórmulas obligadas y a suplicar a usted se sirva dar principio a esta sesión, tomando conocimiento de este pliego y dándolo a conocer en seguida a los señores Senadores. Insisto, señor Presidente, en que este asunto debe ser conocido por el Senado en este mismo momento, porque dentro de pocas horas lo conocerá el público y urge que el Senado lo conozca antes que nada.

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Señores Senadores:
Todos vosotros habéis leido, con profundo interés, el informe presentado por don Victoriano Huerta ante el Congreso de la Unión, el 16 del presente.

Indudablemente, señores Senadores, que lo mismo que a mí os ha llenado de indignación el cúmulo de falsedades que encierra ese documento. ¿A quién se pretende engañar, señores? ¿Al Congreso de la Unión? No, señores; todos sus miembros son hombres ilustrados que se ocupan de política, que están al corriente de los sucesos del país, y que no pueden ser engañados sobre el particular. Se pretende engañar a la Nación Mexicana, a esta noble patria que, confiando en vuestra honradez y en vuestro valor, ha puesto en vuestras manos sus más caros intereses.

¿Que debe hacer en este caso la Representación Nacional? Corresponder a la confianza con que la patria la ha honrado, decirle la verdad y no dejarla caer en el abismo que se abre a sus pies.

La verdad es esta: durante el gobierno de don Victoriano Huerta, no solamente no se ha hecho nada en bien de la pacificación del país, sino que la situación actual de la República es infinitamente peor que antes; la revolución se ha extendido en casi todos los Estados, muchas naciones antes buenas amigas d e México, rehúsame a reconocer su gobierno por ilegal; nuestra moneda encuéntrase despreciada en el extranjero; nuestro crédito en agonía; la prensa entera de la República amordazada o cobardemente vendida al gobierno y ocultando sistemiticamente la verdad; nuestros campos abandonados, muchos pueblos arrasados, y por último el hambre y la miseria en todas sus formas amenaza extenderse rápidamente en toda la superficie de nuestra infortunada patria.

Familiares y amigos de Belisario Domínguez hacen guardia ante cripta. Año 1914.

 

¿A qué se debe tan triste situación?

Primero y antes que todo a que el pueblo mexicano no pueda resignarse a tener por Presidente de la República a don Victoriano Huerta, al soldado que se amparó del poder por medio de la traición y cuyo primer acto al subir a la Presidencia fué asesinar cobardemente al Presidente y Vicepresidente legalmente ungidos por el voto popular, habiendo sido el primero de éstos quien colmó de ascensos, honores y distinciones a don Victoriano Huerta, y habiendo sido él igualmente a quien don Victoriano Huerta juró públicamente lealtad y fidelidad inquebrantables.

Y seguro, se debe esta triste situación, a los medios que don Victoriano Huerta se ha propuesto emplear para conseguir la pacificación.
Esos medios ya sabéis cuáles han sido: únicamente muerte y exterminio para todos los hombres, familias y pueblos que no simpaticen con su gobierno.

La paz se hará cueste lo que cueste, ha dicho don Victoriano Huerta. ¿Habéis profundizado, señores Senadores, lo que significan esas palabras en el criterio egoísta y feroz de don Victoriano Huerta? Esas
palabras significan que don Victoriano Huerta está dispuesto a derramar toda la sangre mexicana, a cubrir de cadáveres todo el territorio nacional, a convertir en una inmensa ruina toda la extensión de nuestra patria con tal que él no abandone la Presidencia, ni derrame una sola gota de su propia sangre.

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En su loco afán por conservar la Presidencia, don Victoriano Huert a está cometiendo otra infamia. Está provocando con el pueblo de los Estados Unidos de América un conflicto internacional en el que si llegara a resolverse por las armas, irían estoicamente a dar y a encontrar la muerte todos los mexicanos sobrevivientes a las matanzas de don Victoriano Huerta. Todos menos don Victoriano Huerta, ni don Aureliano Blanquet, porque esos desgraciados están manchados por el estigma de la traición y el pueblo y el Ejército los repudiarían, llegado el caso.

Esa es, en resumen, la triste realidad. Para los espíritus débiles, parece que nuestra ruina es inevitable porque don Victoriano Huerta se ha adueñado tanto del poder que, para asegurar el triunfo de su candidatura a la Presidencia de la República en la parodia de elecciones anunciadas para el 26 de octubre próximo, no ha vacilado en violar la soberanía de la mayor parte de los Estados, quitando a los gobernadores constitucionales e imponiendo gobernadores militares que se encargarán de burlar a los pueblos por medio de farsas ridículas y criminales.

Sin embargo, señores, un supremo esfuerzo, puede salvarlo todo.
Cumpla con su deber la Representación Nacional y la patria está salvada y volverá a florecer más grande, más unida y más hermosa que nunca.

El presidente Díaz Ordaz y el gobernador José Castillo hacen una guardia de honor

ante el Monumento a Belisario Dominguez en Comitán Chiapas. Año 1968.

 

La Representación Nacional debe deponer de la Presidencia de la República a don Victoriano Huerta, por ser él contra quien protestan con mucha razón todos nuestros hermanos alzados en armas y de consiguiente, por ser quien menos puede llevar a efecto la pacificación, supremo anhelo de todos los mexicanos.

Me diréis, señores, que la tentativa es peligrosa porque don Victoriano Huerta es un soldado sanguinario y feroz que asesina sin vacilación ni escrúpulos a todo aquel que le sirve de obstáculo. ¡No importa, señores! La patria os exige que cumpláis con vuestro deber aun con el peligro, y aun con la seguridad de perder la existencia. Si en vuestra ansiedad de volver a ver reinar la paz en la República os habéis equivocado, habéis creido las palabras falaces de un hombre que os ofreció pacificar la nación en dos meses, y le habéis nombrado Presidente de la República, hoy que veis claramente que este hombre es un impostor, inepto y malvado, que lleva la patria con toda velocidad hacia la ruina, ¿dejaréis, por temor a la muerte, que continúe en el poder?

Penetrad en vosotros mismos, señores, y resolved esta pregunta: ¿Qué diría de la tripulación de una gran nave que en la más violenta tempestad y en un mar proceloso, nombrara piloto a un carnicero que sin ningún conocimiento náutico navegara por primera vez y no tuviera más recomendación que la de haber traicionado y asesinado al capitán del barco?

Vuestro deber es imprescindible, setiores, y la patria espera de vosotros que sabréis cumplirlo.

Cumpliendo ese primer deber, será fácil a la Representación Nacional, cumplir los otros que de 61 se derivan, solicitándose en seguida de todos los jefes revolucionarios que cesen toda hostilidad, nombren sus delegados, para que, de común acuerdo, elijan al Presidente que deba convocar a elecciones presidenciales, y cuidar que éstas se efectúen con toda legalidad.

El mundo está pendiente de vosotros, señores miembros del Congreso Nacional Mexicano, y la patria espera que la honrarkis ante el mundo evitándole la vergüenza de tener por Primer Mandatario a un
traidor y asesino.


Dr. Belisario Dominguez
Senador por el Estado de Chiapas


NOTA.- Urge que el pueblo mexicano conozca este discurso para que apoye a la Representación Nacional, y no pudiendo disponer de ninguna imprenta recomiendo a todo el que lo lea, saque cinco o más copias, insertando también esta nota y las distribuya a sus amigos y I conocidos de la capital y de los Estados. , ¡Ojalá hubiera un impresor honrado y sin miedo!
VALE

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El día 29 de septiembre fue la siguiente sesión de la Cámara, en la que Belisario Domínguez pronunció un segundo discurso con aún mayor intensidad, denunciando el estado criminal de Victoriano Huerta, acusándolo directamente de ser un viejo soldado asesino que usaba la muerte y la política del terror como medios para lograr una falsa paz. Y tal como lo prometió, llevó impreso el discurso aquí mostrado, a fin de repartirlo de mano en mano para que todo el pueblo conociera las fechorías del presidente; sellando así su destino.

Siendo un dato importante el señalar que todos los impresores se negaron a imprimir el documento. Todos menos una persona; la joven María Hernández Zarco.

El 7 de octubre de 1913, Belisario Domínguez es aprehendido por la policía huertista a cargo del inspector Francisco Chávez. Por órdenes del Presidente, es sacado del Hotel Jardín y trasladado al Panteón de Coyoacán, donde es asesinado a balazos en el cráneo.

 

 

 

Fuentes: La leyenda sobre la muerte de Belisario Domínguez, publicado en La voz del norte. Senado de la República. Comisión Nacional de Derechos Humanos. UNAM

 

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