Camila de la Fuente: mejorar la sociedad a través de la crítica

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Platicamos con la ilustradora Camila de la Fuente Sandner, mejor conocida como Camdelafu, una mexicana de 26 años nacida en Caracas, Venezuela, de donde emigró en el 2014 para convertirse en una gran exponente de  la animación y el cartón político.


Para Cam el dibujo ha sido su forma de expresión desde que tiene memoria, siendo su incursión en los temas políticos algo natural desde temprana edad.

Creo que la caricatura es un intento desesperado por mantener viva la niña que llevo por dentro, a esa que trataron de desaparecer. Desde que tengo memoria jugaba con mis amigas a que íbamos a protestar y que el gobierno nos disparaba, jugábamos en el recreo a que estábamos luchando por nuestro país. Inevitablemente, desde muy joven estuve involucrada en el movimiento estudiantil que dirige diferentes marchas en Venezuela, especialmente cuando comencé la universidad. Diariamente metíamos las manos en el fuego, sabíamos los riesgos pero también sabíamos que no podíamos dejar de hacerlo. No había otra opción. Un día estuvimos muy cerca de quemarnos y así fue como decidí migrar. En México me recibieron con los brazos abiertos, siempre me sentí en casa”, nos cuenta. 

Como muchos jóvenes, la irrupción de Cam en esta profesión comenzó en las redes sociales, donde sus animaciones y cartones tuvieron gran aceptación de la gente.

A los pocos meses un medio de comunicación llamado Konzapata me contrato para dibujar diariamente la realidad de Venezuela. Todas las noches realizaba una animación, para mí esto fue un entrenamiento intensivo para crecer como artista —en cuanto a ideas y forma del dibujo— y evolucionar lentamente a lo que soy ahora, y a lo que seré, porque todavía queda un largo camino por recorrer”, indicó Camila quien ha publicado durante varios años para medios como El Universal, la revista Rolling Stone México, Runrun.es (Venezuela), y Telokwento.

Creo que el estilo sólo lo puede reconocer el espectador, para mí son más que nada unas líneas que nacen naturalmente y que evolucionan con el tiempo. Me interesa sacar a la caricatura de su espacio tradicional, darle movimiento, hacer un intermedio entre historieta y cartón a través de la animación; que la imagen o animación hable por si sola, que sea una imagen limpia, con lo básico para que se de a entender ante cualquier persona.  Me gusta el elemento sorpresa que me permite usar la animación; que se vea hecho a mano, cuadro a cuadro y que cada uno de ellos construya una narrativa; que se pueda interpretar en cualquier parte del mundo sin la barrera del idioma, también uso referencias populares internacionales. Trato de traducir lo que sucede en Venezuela o México a través de iconos universales, no me gusta encerrarme en símbolos que sólo mexicanos o venezolanos entendamos. También me gusta usar pocos colores, definir una paleta por dibujo. Con el tiempo me he dado cuenta que uso mucho el blanco, negro, rojo, amarillo, azul y verde. Casualmente son los colores de la bandera venezolana y mexicana. Hasta hace poco alguien me lo resaltó y me sorprendí, creo que fue algo muy de mi inconsciente. Otra cosa que también es muy importante para mí es mantener la elegancia, no me gusta el humor en el que dibujen cochinadas. Creo que saber usar los símbolos es lo que nos permite hablar de ellas sin dibujarlas, de señalar a un político sin necesariamente retratarlo, de criticar algo sin ser directo. De eso se trata el humor y el arte: se burla de lo obvio”, compartió.

 

"Puedo hacer un híbrido entre comunicar y hacer sentir. Por eso es tan poderosa la caricatura,la mayoría de las veces genera empatía instantánea. Es periodismo pero con una dosis extra de humanidad, cada trazo trae el ADN del artista. Condensa una idea poderosa dentro de una imagen llamativa que permite a cualquiera —incluso a gente que no hable nuestro idioma o no sepa leer— comprender lo que estamos hablando. Para mí muchas veces las palabras se quedan cortas para explicar esa conexión que genera el humorismo gráfico. Es un espejo gigante que ponemos frente a la sociedad para verse retratados sus defectos y  moral de forma divertida, nos reconocernos en ellos y luego mejorarnos. Por eso a muchos políticos no les caemos bien, cada vez que ven su propio reflejo caricaturesco deformado se sienten ofendidos. Tampoco les gusta que a la sociedad se les enseñen esos defectos del líder para que se burlen de ellos. Pero esto es un proceso necesario de contrapeso. Reír es resistir. 

Hay una frase de Laureano Márquez, un humorista venezolano, que me gusta mucho: “El humor cree en el hombre y en su disposición de ser mejor”. Por esto hago todo lo que hago y creo que a la gente que le importa mi trabajo es porque comprende que esa es la razón por la que hago la crítica. Jamás será algo personal, detrás siempre hay una intención de mejorarnos como sociedad, les guste o no la caricatura del día".

Sobre el miedo a una represalia por su arte crítico, De la Fuente admite tener cierta preocupación, “pero me da más miedo quedarme callada. Cada vez que publico una caricatura es una inyección de adrenalina y ya soy adicta. Por eso es importante que a los periodista y a los caricaturistas no nos dejen solos. Mientras más estemos atentos como sociedad, más leamos el periódico, más compartamos el trabajo del que está arriesgando su vida, es más complicado para el poder callarnos”.

Las animaciones son una forma innovadora de hacer crítica, le habla a las generaciones más jóvenes y creo que eso también tiene un valor importante. Muchos de los caricaturistas consolidados no toman en cuenta a estas nuevas generaciones, no hablan en su mismo idioma ni tienen el mismo humor.  Creo que también también es importante ser honesta y no subestimar a quienes siguen tu trabajo, a respetarlos dándoles arte de buena calidad e ideas buenas. Respetándolos y respetándote sin vender tus ideas ni tus valores por unas monedas o unos cuantos likes. Ser caricaturista no es un trabajo fácil porque requiere de buena voluntad, pasión, ética y aguante. Por eso en mi generación somos muy pocos. El crecimiento económico es lento y tu obra se le da el valor después de muchos años de trabajo. Por eso casi todos los caricaturistas más influyentes son generalmente hombres mayores. Siempre que voy a eventos las personas se sorprenden porque soy la única mujer joven entre tanto señor. Por suerte con las redes sociales podemos alcanzar esos objetivos un poquito más rápido, pero tampoco podemos pretender que logremos el éxito de grandes como Zapata, Rius, HelioFlores, Calderon, Boligán, Naranjo, etc con tan poquito tiempo y experiencia. El trabajo del caricaturista es como el vino, mientras más años tiene, más valor se le da. El número de seguidores no va a cambiar nada, las redes sociales nos dan una pequeña ventaja pero no nos aseguran el éxito. Cualquiera puede crear y criticar, pero casi nadie llega al nivel de aquellos artistas que tanto admiramos. Eso toma tiempo y experiencia, también muchos sacrificios y riesgos. Por eso a mi me queda un largo camino que recorrer”.

Camila no se define como una persona rutinaria, pero confiesa que la noche es el momento en el que es más creativa. Su día a día lo pasa entre su taller, clases de francés, la oficina de Cartónclub y las cárceles donde brinda talleres sobre caricatura y derechos humanos, producto de un programa entre Cartónclub y Cartooning For Peace llamado “Dibujando La Paz y la Democracia” , que es posible gracias a Reinserta y Somos el Cambio.

La inspiración viene de todos lados.: “No puedo elegir lo que me inspira. Desde cualquier evento político de injusticia internacional hasta del mensaje con un meme que recibí de mi novio(...)Lo importante es nunca dejar de ser curioso. Las ideas están por todos lados, simplemente hay que saber observarlas para luego absorberlas”.

 

 

Finalmente, Cam nos comparte algunos consejos para quienes quieran dedicarse a esto sin morir en el intento y que ella sigue aplicando:
- Perder el miedo a empezar.
- Dibujar, dibujar, dibujar y publicar lo mejor en redes. No hay excusas, tenemos las herramientas para darnos a conocer.
- Es importante estar en contacto con personas diferentes a ti. Eso te abre mucho más la mirada, te permite ver el mundo desde diferentes ángulos. Te abre a nuevos temas también.
- Escucha y convive con artistas consolidados. Aprende de ellos. No son nuestros enemigos.
- Leer noticias de varios periódicos que tengan distintos puntos de vista: izquierda, derecha, centro, arriba, abajo, todos.
- Aprender historia. Tenemos que saber de dónde venimos para poder dibujar acerca de lo que está sucediendo.
- Ser constante en redes, saber usarlas como herramientas que le den potencia a tus trabajos
- Ser responsable con lo que se publica. Estar conscientes que lo que expresas tiene un peso y que del otro lado de la pantalla hay seres humanos interpretando ese mensaje. Por eso no hay que subestimar a quienes te siguen, respétalos, dales lo mejor de ti.
- Aguantar: no es un camino fácil. Económicamente es lento pero muy gratificante a largo plazo. Tener paciencia.
- Capacitarte, hacer cursos, aprender constantemente. Aprende no solamente a dibujar sino también sobre marketing y programación. Eso te ayuda a mantenerte a flote en redes, a controlar tu propia plataforma y a llegar a las personas a quienes quieres hablarles.
- Experimentar distintos tipos de arte. No te quedes en la tableta siempre. Ensúciate las manos, jamás olvides el papel. Mezcla con digital.
- Ser firme con tus valores y convicciones. No vender tus ideales a los políticos ni a tu público por unos cuantos likes o dinero.
- Creer en tu trabajo. Esto a veces es lo más difícil.

Actualmente Cam se encuentra ilustrando un libro y trabajando en la agencia internacional Cartónclub, de la que dice: “apostamos por la caricatura como bandera y el poder del humor para contrarrestar la apatía, el miedo e indiferencia. También espero poder animar a los jóvenes a dibujar por un cambio positivo en el mundo. ¡Los necesitamos!”

*Una versión de este artículo fue publicado en la revista No. 113.

 

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