En la intimidad de Carranza

El museo guarda un increíble aire de tranquilidad y pasa desapercibido en la zona, pues los edificios aledaños conservan la arquitectura original del estilo francés del periodo porfiriano, durante el cual fueron construidos. Siendo fácil echar a volar la imaginación en cuanto a cómo pudo ser transitar por aquellas calles y cuántos asuntos políticos fueron resueltos tras la puerta de la casona amarilla.

En la entrada está el guardia de seguridad quien amablemente nos indica hacia dónde dirigirnos, al igual que el personal del lugar que nos señalan algunos de los objetos destacados, aunque esto no es necesario pues cada elemento cuenta con su placa informativa y por si fuera poco, hay dispositivos electrónicos con más información.

Tras cruzar la reja nos encontramos con el patio, donde a veces instalan pequeñas exposiciones u ofrendas (Día de los Muertos). Mientras que de nuestro lado izquierdo damos inicio al recorrido dentro de este inmueble que goza de una interesante historia.

Esta propiedad fue construida en 1908 por el ingeniero Manuel Stampa, quien vivió ahí con su familia hasta que en 1913 estalló el golpe de estado del general Victoriano Huerta, en contra del entonces presidente Francisco I. Madero.

Los Stampa se resguardaron fuera de la capital mientras acontecía el periodo conocido como la Decena Trágica (9-19 febrero de 1913).

El lugar fue ocupado como cuartel general por las tropas revolucionarias del general Felipe Ángeles, quien buscó aprovechar su cercanía con la estación de trenes Colonia.

Tras este periodo, los Stampa volvieron a su hogar, hasta que en 1919 el presidente Venustiano Carranza rentó el inmueble donde vivió durante seis meses con su hija Julita. Los fines de semana eran acompañados por el matrimonio de Virginia Carranza y Cándido Aguilar, yerno y empleado de confianza de Carranza, quienes dormían en la casona donde gozaban de las reuniones sociales y políticas que ahí se realizaban.

Más tarde la casa fue vendida y comprada por Julia Carranza.

Desde aquellos días y hasta 1962, el recinto cambió múltiples veces de uso: durante 20 años fue ocupado como Embajada de los países de Francia y El Salvador; fue Museo Histórico de la Constitución y de Leyes Constitucionales, a petición del presidente Manuel Ávila Camacho quien adquirió el inmueble para que fuera parte del patrimonio nacional; sirvió como oficinas de la Asociación de Diputados Constituyentes; fue biblioteca y en 1961 convertido en el actual museo, por mandato del atizapense más destacado, Adolfo López Mateos.

La casa resguarda un buen número de pinturas y fotografías dedicadas al expresidente y otras de su autoría. Algunas de estas obras fueron parte de su colección y otras fueron realizadas en años recientes. 

En la antesala, observamos un álbum de fotografías de Acapulco de 1916, que fue obsequiado a Carranza por el gobernador de Guerrero, Silvestre G. Mariscal.

Carranza es recordado por la elaboración del Plan de Guadalupe, que desconocía a Porfirio Díaz; por ser el Primer Jefe del Ejército Constitucionalista; por intentar tener a todas las tropas revolucionarias bajo su mando, para evitar que se volvieran a levantar en armas (Convención de Aguascalientes) y restarle poder a Pancho Villa y Emiliano Zapata; así como por la promulgación de la Constitución de 1917 durante su mandato, federalista y de corte progresista para la época, que contenía la escandalosa aprobación del divorcio.

La casa por si sola resulta un lugar muy interesante por su estado de conservación, sin embargo, para comprender mejor al hombre detrás de la investidura es preciso centrarse en el salón de objetos personales.

En la planta baja destacan la sala y despacho por su importancia en la vida política. Fue en la sala donde se llevaron a cabo diversas reuniones con líderes y militares, siendo también el lugar donde se veló el cuerpo de Carranza. Los muebles aquí expuestos son elegantes y sus piezas están elaboradas con maestría, en sintonía con la tendencia de opulencia que las clases altas mexicanas seguían en aquella época. Mientras que en el despacho se encuentran varios objetos que le fueron obsequiados por otros mandatarios, como un álbum de fotografías, regalo del emperador Yoshihito de Japón; y de otros presidentes de América Latina, lo cual da cuenta de la buena relación que fomentó, sobre todo, con los países del sur a fin de, como decía, ilustrarlos e influenciarlos en materia de su llamada “doctrina mexicana”, con el objetivo de que replicaran “los anhelos de la paz universal y de confraternidad latinoamericana.”

El área de la cocina tiene uno de los primeros refrigeradores del siglo XX y el comedor está lleno de cristalería y piezas de plata europeas. Sin olvidar al reloj de contrapeso, el cual imita el sonido del mundialmente famoso Big Ben, ubicado en Londres, Inglaterra.

Al subir a la segunda planta, lo hacemos por la escalera de madera y lo primero que salta a la vista son los diversos cuadros que embellecen las entradas de las recámaras y el despacho-biblioteca de Carranza, que llegó a albergar 800 libros de grandes pensadores, para saciar su sed de conocimiento.

En los aposentos resaltan las camas individuales de latón; los baúles o "mundos" desgastados, que dan cuenta de sus aventuras; así como los juegos de aguamanil, indispensables en cada habitación para la rutina diaria pues consistían en jarra, jofaina y bacinica de porcelana fina.

Al fondo de ese último nivel de la casa encontramos una exposición con el uniforme de Carranza y la camisa que llevaba puesta el día que lo asesinaron, que aún conserva las manchas de sangre y  su nombre bordado, como era la costumbre de la época.

Esta es probablemente la sala más impactante para los visitantes pues las prendas de vestir nos muestran a un Venustiano Carranza diferente a aquel hombre de gran estatura y fornido que se muestra en los libros de historia y es que sus zapatos tienen un tamaño que aparentemente no sobrepasan los 25 centímetros. Sus característicos lentes redondos tienen un marco chiquillo, correspondiente a una cabeza de iguales proporciones. Sus guantes también nos denotan que quien los portó tenía maños pequeñas, al igual que su traje. Sin embargo, Carranza oficialmente midió 1.98 mts.

Al ver las fotografías y cuadros en donde Venustiano Carranza aparece junto a otros personajes, el expresidente sí luce como un hombre alto y de complexión grande. Lo que nos da una fuerte evidencia de cómo han cambiado las medidas de los mexicanos promedio.

Una pequeña joya dentro de los muebles de exhibición de dicha sala es una carta escrita del puño y letra de Carranza a una de sus hijas, que está plagada de tiernas palabras y buenos deseos.

El visitante también encontrará que a pesar de los lujos de la casa, los zapatos del coahuilense y sus otras prendas de vestir están sumamente desgastadas, lo que contrasta con los lujos de su casa y las fotografías que evidencian el tipo de eventos sociales y políticos a los que era afín; tal vez un gusto heredado de su familia de empresarios.

Los visitantes podrán recorrer el lugar en menos de 30 minutos. Sin embargo, aquellos que se enfocan en los detalles,  es probable que le dediquen un par de horas pues el lugar da para hacerlo.

Este es un pequeño vistazo a la intimidad del hombre que gobernó a México, periodo durante el cual organizó tres ejércitos con el fin de pacificar al país tras los enfrentamientos sociales que dejó la revolución: Ejército del noroeste, dirigido por el general Álvaro Obregón; Ejército del norte, dirigido por el general de división Pablo González Garza; y División del norte, dirigido por el general Francisco Villa. Asimismo disolvió el Ejército Federal, cuyos elementos conservaban simpatía por la entonces llamada oligarquía porfirista. Estas acciones entre otras, como la creación de la escuela militar, fueron el origen del actual Ejército Nacional.

Promulgó la Doctrina Carranza, que promueve la neutralidad de México ante los asuntos de otros países, la no intervención y la libre autodeterminación de los pueblos; teniendo como uno de los principales motivos el evitar llevar a la guerra los ríspidos conflictos que se tenían con otros países por la regulación petrolera y minera, establecida en la reciente Constitución de 1917, así como la problemática propia de la frontera México-Estados Unidos.

Asimismo, durante su periodo de mandato se estableció la ley agraria, la cual sentó las bases de la reforma agraria. Destacando entre sus logros la relación obrero-patrón, la sindicación de los mismos, el derecho  a la huelga, el establecimiento de las jornadas máximas laborales, y el salario mínimo. Siendo otros de sus mayores beneficios el establecer en la Constitución la soberanía de los estados, además de garantizar la libertad de creencias, la educación laica y de prohibir la actividad política del clero.

Sin duda Venustiano Carranza fue un personaje complejo cuyo museo nos ayuda a comprender mejor al hombre detrás de la investidura, del discurso de obediencia, del libertador tachado de conservador, y de la justificación de la lucha armada.

Dirección: Río Lerma 35, Col. Renacimiento, Cuauhtémoc, 06500 Ciudad de México, CDMX

Costo: Martes-Sábado $50 MN / Domingo la entrada es gratuita

Foto portada: Archivo Casasola, 1930.